Desde tiempos inmemoriales la
existencia del hombre se ha distinguido por una estrecha vinculación
dependiente de los animales. Específicamente en la dieta y en la
alimentación , al parecer el rol principal de un animal es el de proveer carne.
A pesar de que el cuerpo humano tiene una
condición biológica o anatómica - como se quiera llamar -
correspondientes a un ser herbívoro, en la "práctica" es todo lo
contrario. Lamentablemente la evolución del hombre solo ha significado el estatus
por siempre de una costumbre que para muchos es natural, pero desde el
punto de vista humano no tiene ninguna concordancia con nuestra naturaleza
y esto ha sido sellado y reafirmado por una cultura "ciega" y una
sociedad de rebaño.
Los animales no son trozos de comida,
son seres capaces de sentir y que quieren disfrutar de sus vidas, por más
demente que suene la frase anterior es totalmente aceptable la idea de que un
ser vivo por lo menos teme al dolor y a la muerte. Desde pequeños se nos acostumbra a ver a algunos
animales como seres inferiores cuyo fin es acabar en nuestro plato y por
consiguiente en nuestro estomago o darnos leche o huevos. Debemos darnos
cuenta que detrás de cada trozo de carne hay una historia de terror, la
historia del nacimiento de alguien, del sufrimiento que experimentó, de sus
deseos frustrados y de su trágica muerte. Esto es conocido como ESPECISMO, una
forma de discriminación que expande sus fronteras de la especie humana y que da
por sentado que somos los seres vivos supremos del planeta tierra y por lo
tanto tenemos la potestad de decidir sobre todo lo que nos rodea, un acto de
egoismo.
La igualdad es un acto de ética y moralidad complejo
que va más allá de las nimiedades superficiales o estéticas, el respeto y la
igualdad de los animales comprende un razonamiento lógico del individuo que sugiere
un desprendimiento de las costumbres y de la actitud pasiva y robótica impuesta
por la sociedad que nos encarcela y nos límita desde nuestro nacimiento.
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